jueves, 10 de junio de 2010

Ensayo

Alteraciones neurológicas y creación plástica.

Aplicaciones Educativas.



Se escucha muy a menudo la frase: “el artista tiene algo especial”. Es más, es frecuente que se relacione arte y locura. Sin embargo no es más que un cliché. El arte, como toda actividad humana compleja, requiere de la participación y buen estado de funciones cognitivas superiores. Lo cierto es que si miramos hacia atrás nos podemos encontrar con casos bastante llamativos de artistas conocidos que han sufrido algún trastorno neurológico o alteración de la personalidad que le ha imprimido un carácter especial a su obra, convirtiéndola en piezas únicas. Este es el caso de pintores tan conocidos como Van Gogh, Kandisky, Munch, o no tan conocidos como Utermohlen. ¿Cómo pudo afectar un desorden neurológico a su creación?

En el caso de Van Gogh, se ha deducido por las cartas encontradas, notas médicas y su ritmo de trabajo, que padecía lo que se denomina trastorno bipolar. Este trastorno se caracteriza por periodos en los cuales la persona se ve sumida en una profunda tristeza o depresión que alternan con periodos de gran actividad, impulsividad y euforia. La obra de Van Gogh tiene una pincelada enérgica y cargada de fuerza y expresividad que refleja el ímpetu propio de la fase de manía, en la cual el pintor era incapaz de dejar de pintar, experimentando una gran necesidad por hacerlo obviando necesidades como dormir o comer. Este mismo podría ser el caso de Munch, en el que se observa también esa fuerza y expresividad.

Kandinsky, por su parte, no padecía ningún trastorno psicopatológico, sino una curiosa alteración neurológica denominada sinestesia. La sinestesia es una alteración de la percepción consistente en la asociación de sensaciones de dos modalidades sensoriales distintas (por ejemplo, un color con un sonido). Esta asociación no se debe a un aprendizaje previo, sino a unas conexiones cerebrales alteradas. La pintura abstracta de Kandinsky trata de reflejar tales sensaciones sinestésicas, intentando plasmar en sus acuarelas la relación música-color-sentimiento. Incluso fundamenta su forma de entender el arte a nivel teórico en sus libros De lo espiritual en el arte y Punto y línea sobre el plano.

El caso de Utermohlen es distinto a los anteriores. No es uno de los grandes genios de la pintura de la historia del arte, pero tiene una peculiaridad: a través de su obra intenta plasmar el deterioro cognitivo del que él mismo es víctima. Este artista padeció la enfermedad de Alzheimer, enfermedad que va degenerando progresivamente el cerebro. A través de sus autorretratos en distintos estadíos de la enfermedad vemos como su pintura se mueve desde el realismo hacia una mayor abstracción de las formas y una pincelada más expresiva, hasta culminar con retratos en los cuáles él es difícilmente identificable. Se puede observar una deformación de la realidad muy interesante que puede recordar a movimientos como el fauvismo o el expresionismo.

Recorriendo la obra de estos autores se observa como ciertas patologías pueden suponer una ventaja para la creación plástica. Esta idea fue llevada más allá por el psiquiatra Hans Prinzhorn, el cual alentó a sus pacientes a desarrollar su faceta creativa. Las obras de estos pacientes presentaban una gran originalidad y en ocasiones gran calidad. Dependiendo de la patología, podía observarse unas peculiaridades propias. Los esquizofrénicos tendían al simbolismo, es decir, otorgar significados a objetos cotidianos (propio de su enfermedad en relación con sus propios delirios). Sin embargo, las personas con crisis maníacas mostraban una pintura expresionista, ocupando desesperadamente todo espacio en el lienzo, siendo su producción desaforada. Esta hiperproducción se observa también en demencias frontotemporales y personas con algún daño en la corteza prefrontal. En estos casos en los que la corteza prefrontal está dañada nos encontramos con personas que experimentan un crecimiento de su creatividad. No obstante, lo que ocurre realmente es que dejan de inhibir y controlar sus pensamientos, con lo que cualquier idea que aparezca en su mente automáticamente va a sentir la necesidad de expresarla, siendo capaz de generar un mayor número de ideas. Como contrapartida, también tienen alterada su capacidad de planificación, aunque esto dota a veces a sus obras de una espontaneidad difícil de lograr para cualquiera de nosotros.

Algunos artistas han intentado estimular su creatividad intentando producir en ellos esos estados mentales. Muchos han utilizado sustancias que alteran la química cerebral, como puede ser el alcohol (el cuál deshinibe y deja fluir pensamientos sin control), o psicofármacos más potentes a fin de experimentar nuevas sensaciones perceptivas.

No obstante, existen otras formas menos perjudiciales de estimular la creatividad. Podemos utilizar distintas estrategias didácticas en el aula que fomenten la creatividad de nuestros alumnos basándonos en la experiencia de tales alteraciones neurológicas. En primer lugar, hemos hablado de trastorno bipolar. La fuente principal de la creatividad en estas personas radica en su impulsividad, improvisación y energía. Actividades encaminadas a forzar a los alumnos a expresarse libres de planificación y control puede generar en ellos una nueva forma de entender el arte y provocar en ellos sentimientos y sensaciones que antes no habrían sido capaces de experimentar.

En relación con la sinestesia, su poder reside en la asociación de distintos tipos de sensaciones. En esta dirección es muy interesante trabajar con los alumnos, puesto que significa conectar todo aquello que perciben. Actividades en las que pinten los olores, sentimientos, los sonidos, las sensaciones táctiles con color puede fomentar su creatividad. Igualmente, proporcionar nuevas formas de observar la realidad mediante nuevas sensaciones visuales puede servir para generar en ellos nuevas formas de ver la realidad que desemboquen en una mejora de la creatividad.

Por último, en las demencias se observa una deformación progresiva de la realidad. Podemos proponer distintas interpretaciones de la propia obra llevada a cabo por el alumno, o incluso reinterpretaciones de obras de los propios compañeros o artistas conocidos. Además, pueden utilizarse a modo de ayuda instrumentos ópticos que permitan deformar previamente la imagen (utilizando, por ejemplo, distintos tipos de cristales).

En definitiva, es cierto que ciertas alteraciones psicológicas pueden ser el germen de la creatividad, lo cual no tiene por qué ser sinónimo de calidad. Nosotros podemos ayudar a nuestros alumnos en el fomento de su creatividad basándonos en proporcionar experiencias sensoriales nuevas similares a las que puedan aparecer tras una alteración neurológica, fomentándoles a reinterpretar la realidad y ayudándoles a que generen una mayor cantidad de ideas mediante múltiples estrategias.


Autorretrato.Vincent Van Gogh. Fotografía tomada en el Museo de Orsay, París (2009)

Acuarela Abstracta.Vasili Kandinsky. Fotografía tomada en el Museo de Arte Moderno Georges Pompidou, París (2009)



















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